Desde siempre ha sido tónica de quien ostenta el poder controlar a los movimientos reivindicativos. En los últimos tiempos, ante la situación de crisis económica y social que vivimos (despidos, ERE´s, privatizaciones, recortes de derechos, impuestos, desahucios, reforma laboral, etc) el acoso de las distintas instituciones ha ido en aumento ante la también creciente, aunque todavía insuficiente, respuesta social. En esa línea avanzan las propuestas de endurecimiento del Código Penal como elemento disuasorio para la protesta y/o castigo para lxs que no se amilanan. Sin perder la vista a esta realidad, se debe tener en cuenta la legitimidad que nos asiste en nuestras acciones y seguir haciendo nuestra la calle cada vez que sea oportuno. En Guadalajara son ya muchxs lxs compañerxs que han sido represaliadxs por defender sus derechos.
Ante esta situación, exigimos el cese del hostigamiento y la represión, y la retirada de las sanciones que tan sólo buscan amedrentar al que se opone a sus propósitos y asfixiar económicamente a los colectivos e individuos que formamos parte de los movimientos sociales, sindicales, vecinales…
Planteamos la siguiente pregunta: ¿de quién es la calle? Estas medidas pretenden excluirnos de nuestro ámbito natural de relación y comunicación, convertir nuestra ciudad en el escenario exclusivo de la actividad institucional o comercial. Y no estamos dispuestos a tener que pedir permiso para vivir.
Continuar y persistir en nuestras luchas en defensa de nuestros derechos y contra las injusticias es la mejor muestra de que no nos vamos a rendir, por encima de multas o lo que esté por venir. La motivación de las protestas que han generado estas sanciones es la lucha contra la reforma laboral, contra los recortes, los desahucios, el paro, etc. Seguimos en ello.
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